Lluvia

domingo, 18 de abril de 2010

Despierto un día de Agosto, no recuerdo bien la fecha, pero fue un viernes.
Sentía una fuerte presión en mi pecho, lo cual me producía un dolor inmenso. Acostado boca arriba en la cama, mirando el techo de madera oscura, viendo claras marcas de humedad. El dolor era tal, que no podía mover mis brazos, ni mis piernas. Por más que intenté levantarme, no pude.
Me pareció escuchar levemente el sonido de un teléfono, pero fue mi sensación, o quizás no.
Pude extender mi brazo izquierdo, llegué a tomar mi guitarra y la apoyé sobre mi cuerpo. Comenzar a tocar acordes al azar fue lo primero que se me ocurrió. Pude organizar una sucesión de acordes agradables y armónicos. El siguiente paso, improvisar letra. No pensar en rimas, métrica. Al comenzar a improvisar pude sentirme más lúcido, ya no me temblaban los dedos y no sentía la presión del pecho. Me senté en el piso, apoyando mi espalda contra la cama. La improvisación de la letra fue directamente a una única pregunta: ¿Qué me ocurriría si se desvanece lo único que hoy necesito, amo y deseo?


Mira su copa media vacía
y no supo callar, ¿cómo volver atrás?
Llora, mira fijo y llora
se puso a pensar, ¿cómo escapar?

Y no supo olvidar
las pequeñas cosas que a ella le hacían bien
Y al salir de su miseria se puso a escribir
esta historia que hoy pudo revivir

Ver que no hay un mundo después, nada por aprender
Todo por morir, nada por sentir

Correr a otra realidad, lugares no deseados
Te recuerdan a ella, imposibles de borrar

Volar, como siempre lo quisiste
es tu único anhelo, para poderla alcanzar
Y sentir, como pudo haber sido tu vida a su lado
recorriendo hermosos paisajes

Yo pude abrir mis ojos y ver la realidad
Llevarte al otro extremo sin dejarte parpadear
Yo pude ser tu gran amigo, yo pude ser tu amor
De la noche a la mañana todo eso cambió
Porque no volverás, no volverás no volverás a mi

Ya no quiero verte sonreir
Ya no quiero verte tan feliz
Solo instantes de oscuridad
en mis ojos se pueden observar

Y no supo olvidar
las pequeñas cosas que a ella le hacían bien
Y al salir de su miseria se puso a escribir
esta historia que hoy, no pudo revivir